Más allá de la discusión respecto a si la futbolista Jenni Hermoso consintió o no a Luis Rubiales, máximo directivo de la FIFA, que le diera un beso durante la ceremonia de premiación del Mundial de Fútbol Femenino del 2023 y si dicho acto constituye acoso sexual o una conducta impropia, el caso nos plantea una problemática común a toda organización: ¿la normalización de conductas aparentemente insignificantes puede afectar la reputación corporativa?
La REPUTACIÓN CORPORATIVA, entendida como un elemento clave del éxito empresarial, es un activo intangible que se construye a través de la percepción de los grupos de interés vinculados a la organización. En este contexto, la cultura empresarial desempeña un papel crucial en la construcción de una imagen positiva, la cual puede verse afectada no solo por el incumplimiento de normas y acuerdos, sino también por la falta de compromiso con los principios de ética empresarial.
De ahí que la cultura organizacional, además de estar conformada por normas, valores y expectativas, también refleje formas de actuar, pensar y sentir de sus miembros. En la interacción diaria, estas prácticas pueden llegar a normalizar comportamientos que incluso contravienen normas imperativas de orden público. Aunque las sanciones dependen del poder de dirección del empleador, la habitualidad de estas conductas puede generar desconfianza y afectar la fidelización de clientes y empleados.
Aun cuando una organización cuente con políticas de prevención de acoso laboral, códigos de ética y personal encargado de supervisar su cumplimiento, muchas empresas prestan poca atención a estas normativas en su relación con empleados y clientes. Esto fomenta la práctica de conductas que, aunque no sean sancionables, pueden debilitar la confianza y lealtad dentro de la empresa.
Por estas razones, las organizaciones deben implementar estrategias y mecanismos de control que promuevan el cumplimiento de estándares éticos previamente establecidos y transparentados. La supervisión de estos estándares debe tener la misma obligatoriedad que el cumplimiento de normativas legales, evitando que prácticas como la excesiva confianza o actitudes informales se normalicen en detrimento del ambiente laboral y el desempeño del equipo.
La reputación corporativa no solo depende del cumplimiento normativo, sino también de la coherencia entre los valores declarados y las prácticas diarias. Para evitar riesgos reputacionales, las empresas deben reforzar su cultura ética y establecer mecanismos efectivos de supervisión, asegurando que la confianza y fidelidad de clientes y empleados no se vean comprometidas por la permisividad de conductas inapropiadas.
Eduardo Gálvez Monteagudo, Socio Fundador que lidera el Estudio Gálvez Monteagudo Abogados cuenta con más de 45 años de sólida experiencia en el ámbito de servicios legales en el Perú y a nivel internacional. Su experiencia legal con visión empresarial lo respalda, contando con la confianza y seguridad de sus clientes.
El principal compromiso de la firma de abogados es brindar asesoría legal integral, eficiente, e inmediata; en sintonía con los retos y desafíos actuales; y sus filas están conformadas por profesionales especializados en todas las ramas del Derecho, cuya misión es simplificar la vida de sus clientes y orientarlos en sus retos.
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